viernes, 5 de julio de 2013

Un planeta enrarecido

Venus, un planeta raro
Luci Cruz Wilson

Durante mucho tiempo, Venus fue considerado el planeta gemelo de la  Tierra. No obstante, a partir de las continuas visitas (a veces fallidas)  realizadas por sondas espaciales de distintos orígenes, se ha llegado a la  conclusión de que Venus es en realidad un planeta raro y que su  parecido con la Tierra se reduce sólo a su composición, masa, tamaño y  tal vez estructura interna. Después de la Luna, Venus es el astro más  brillante de la bóveda celeste nocturna, y dado que su órbita está dentro  de la órbita terrestre (como Mercurio) y su posición en el cielo nunca se  separa del Sol más de 47 grados (Mercurio 23 grados), puede verse  tanto en el cielo occidental al atardecer, como en el oriental al  amanecer, por lo que es conocido popularmente como lucero de la  mañana o de la tarde.


Venus es el único planeta del Sistema solar que no posee campo  magnético ni hay indicios de que haya habido alguno. Marte tampoco lo  tiene, pero hace cinco años, la sonda espacial estadounidense  Explorador Global Marciano (Mars Global Surveyor) encontró en él  campos magnéticos residuales, que indican que en algún momento de  su historia los tuvo. A diferencia del resto de los planetas, en la  superficie de Venus no hay una gran cantidad de huellas de impactos de  meteoritos u otros objetos cósmicos; las que se observan tienen, a lo  más, una edad de unos 500 millones de años, lo cual sugiere que la  corteza actual de Venus tiene aproximadamente esa edad. Para los  especialistas esto indica que algo pasó en aquel entonces ya que su  edad debe ser similar a la de la Tierra, alrededor de 4,500 millones de  años. Una de las hipótesis que se manejan para explicar este fenómeno  es que la corteza venusina podría estarse regenerando de manera  repetitiva, y que si esto es así, lo que se observa actualmente refleja los  efectos de su última renovación. Asimismo, Venus posee un movimiento  de rotación retrógrado, es decir contrario al movimiento de rotación de  la Tierra. En 2001, Alejandro Correia y Jacques Laskar, del Astronomie  Systemes Dynamiques, Francia, publicaron en la revista Nature la  hipótesis de la causa del movimiento retrógrado, sugiriendo que en un  principio el planeta giraba "normalmente", pero que la densa atmósfera empezó a frenar por fricción al planeta hasta detenerlo y hacerlo girar  en sentido retrógrado.

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